Soy lo más auténtica que puedo.
Me permito escribir según me lo dictan las ideas, esas ideas que por lo general vienen a mi mente en el preciso momento que me estoy bañando.
Soy sincera en mi blog, aunque no lo considero un diario.
No tengo problemas con decir la verdad aquí, ahí, allá¡ o acá¡.
Aunque debo confesar, que a veces, a falta de algo bueno q decir, prefiero acudir al silencio.
La mayoría de las personas que me leen y comentan, son miembros de esto que de alguna manera hemos llamado, "comunidad bloguera", sin embargo sé que de vez en vez entran un par de amigos de la U o aquellas amigas del época del cole y que hace mucho tiempo no veo. Y todos leen mi realidad a través de mi personaje, la Princess.
Pero que hago yo, hablando de bisexualidad, de orgías, de chumas, de moral u otras cosas semi-intimas, cuando me entero de que mi hermano Nicolás de 11 años ha entrado a mi blog??
Qué se hace en estas circunstancias?
Acudo al silencio?
El riesgo de ser leído recae cuando gente que no esperas empieza a leerte y a decirte que descubrí tu blog. O cuando ya piensas dos veces antes de escribir algo, como le pasa, por poner un ejemplo, a Ricardo, que tiene a todas sus fans de la U tras el monitor, esperando a ver cuando sale algo respecto a ellas.
Y es ahí cuando pienso que la libertad de expresión, puede verse seriamente limitada, dependiendo de quien te lea.
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