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Nube de Tópicos frecuentes
lunes, octubre 31, 2011
reflejo
martes, agosto 31, 2010
Family Portrait
-Nunca mas.-
Pensar en mi papá es verlo como ese señor que vive al norte de Quito con una señora que es buena gente y con un hijo que tomó como propio mientras de nosotros sólo acumuló decepciones.
-Proyecto mi propia decepción en ese pensamiento.-
Ese señor que se enfermó tanto con el derrame cerebral, que me hizo pensar que a pesar de que habían pasado tantos meses sin hablarnos, no podía tolerar la idea de que se me vaya.
Pero le tengo mucha bronca.
Me molesta el trabajo de la genética, me molesta ver que mi hermano mayor tiene iguales comportamientos con sus hijos que con nosotros nuestro papá, y detesto recordar el rencor que Andrés sentía por él, porque me imagino que la historia de promesas falsas se repetirá. Nicolás nunca vivió con él y sin embargo tienen la misma risa pícara, la misma manera de sacar la lengua a un lado cuando está concentrado, y ambos duermen con los brazos cruzados detrás de la cabeza, ¿cómo pudo aprender eso si nunca lo vio?
Y por supuesto estoy yo, detestando sus comportamientos, y en ese preciso instante me cae encima la realidad, yo soy igual. Siempre buscando trabajos en otras ciudades o países, siempre con la esperanza de irme a otro lado, dejando a un lado a quienes me aman, me amaban. Que tal si mi papá no es tan malo sino tiene lo mismo que yo, se aburría facilmente, lo encontraba todo detestable y empezaba a buscar la puerta de salida mas cercana. Siempre lo odié por irse tantas veces, pero ¿cuántas veces me he ido yo?
Claro, yo no tengo hijos, pero eso es sólo un peso dada la diferencia de sexos y deberes, las hembras no pueden dejar a sus crías, los machos si, socialmente aceptable, y sin embargo yo dejé a mi piticherro que era mi familia elegida. Soy igual de inconstante, soy lo que he pasado 20 años detestando. Y algo en mí lo quiere entender, justificar, pensar que es un hombre viejo, que se me va a ir un día y el vacío que me va a dejar, será diez millones mas fuerte que cuando no tenía quien me ayude con las carátulas de la escuela, o cuando era domingo de visita y yo me ponía el mejor vestido y me quedaba horas colgada de la reja de la casa, viendo los carros venir, esperando que uno de esos fuera él que venía a verme, y entonces llegaba la tarde y mi mamá me tenía que meter a la fuerza a la casa y explicar que quizá la siguiente semana, quizá en quince días, quizá no.
Este sentimiento constante que el mundo es mas grande, que hay que mantener el movimiento, que la comodidad no aguanta mas unos meses y hay que seguir, que no somos árboles para sentar raíces en ningún lado, siempre yéndome, siempre huyendo, siempre sola. Y dispuesta a estar sola. Pero extrañando.
Mi mamá es de esas personas que parecen siempre enojadas (cualquier parecido con la realidad, es pura genética), me tomó años descubrir que no estaba molesta sino preocupada, angustiada, triste, y sin embargo la vi llorar solo una vez de impotencia y nunca la escuché quejarse de sus problemas (se quejaba de nuestro desorden o poca cooperación, o ese montón de comportamientos no adecuados de los adolescentes). Cuando se insiste mucho en preguntarle qué es lo que le tiene tan mal, suelta el comentario (morelio) de "esta vida que me tocó vivir".
Y a mi me da bronca, porque en en fondo creo que si, a ella le tocó esa vida turrísima de penas, en una época en la que salir adelante divorciada y con hijos era más difícil, sobretodo porque mi papá desaparecía pero dejaba sus problemas en casa, con nosotros. Y entonces no entiendo, no entiendo a Dios, no entiendo a la vida, no entiendo un carajo.
Yo por lo menos puedo decir que tengo la vida que elijo, que mis errores son míos, la he cagado tres veces en la vida, mal, errores importantes que me han dado ciertos resultados y los asumo, yo no tengo la vida que me tocó vivir, tengo la vida que resulta de las decisiones que yo tomé. buena o mala, espectacular a veces, llena de felicidad de instantes, llena de enojos de 15 minutos, pero mía, y tengo toda la libertad de seguir eligiendo cometer errores, 'como llegué ayer, me puedo ir mañana' y será mi vida, cuando esté vieja, y rodeada de sepetecientos gatos, será fruto de cada paso en la dirección que decidí tomar.
Pero a ella si le tocó, le tocó enamorarse de un solo hombre en la vida que la abandonó mil veces y regresó otras tantas, que mintió, engañó y abusó de ese amor de los que hay pocos, le tocó tener tres hijos que salimos igualitos al padre en ciertos aspectos, tres hijos que nos hemos ido de casa a temprana edad y vuelto las mismas veces, no sin antes hacerle sentir el abandono, le tocó trabajo y le tocó pobreza, en uno de esos años se le fue "el tren" y se quedó ahí, paciente, aguardando, cuidándonos. Yo en algún momento quise no ser parte de esa carga, y partí, me desligué del nido y estuvo bien por un tiempo, (me miento, me consuelo, al final alguien me cuidaba y luego yo me cuidé sola) pero ¿qué tan desligada estoy en realidad? Cuando el mundo se me hace muy grande, cuando siento que no puedo, cuando todos mis temores regresan, cuando vuelvo a ser esa niña colgada en la reja, mi único recurso es mi madre, busco su hombro y su consuelo, su ayuda, mami no puedo más y ella extiende toda su ternura sobre mi y me da la fuerza, el ánimo. La verdad nunca dejé de ser una preocupación, sólo soy una angustia a distancia, porque si algo me pasa acá ella nada puede hacer para ayudarme.
Nadie me advirtió de los parecidos razonables. Mi complejo de Electra resignado, me resisto a mantener el vínculo, me niego a seguir culpándolo de mis problemas. No quiero que exista nada que nos una mas que la propia convicción del amor mutuo, que por ahora se mantiene dubitativo; y sin embargo nuestros genes, nuestros rasgos físicos, las frases, los tics. Electra un día se va a bajar de la reja, va a tomar sus cosas y alejarse, sin dejar un número al cual llamarla.
jueves, julio 08, 2010
413 eres.
En mi caso el problema es que a veces la nostalgia, que es una perra, me pinta todo tiempo pasado como mas bonito, mas alegre. Y la unico constante de que las cosas fallaran parezco ser yo. Lo cual está mal y debe estar errado en alguna parte del razonamiento, porque no puedo ser tan mala, pero resulta que solo recuerdo cosas lindas de lo que he vivido y sin embargo la causa de los errores termino siendo yo por simple resta.
De todas maneras cuando logro separar el tema de las culpas y reproches, y me pongo a pensar en el pasado y los personajes que construyeron parte de su vida a mi lado me pongo contenta al recordar cosas cotidianas, no momentos decisivos ni los más memorables, sino las cosas cotidianas como colgar las sábanas en la ventana para oscurecerla y poder ver la tele mas cómodamente. Me gusta acordarme de las cosas que no implicaban rutina ni responsabilidad. Y así me pierdo durante unas horas que resultan en un agradable balance final.
Vivir en Buenos Aires dos años, me hizo pensar que estaba creciendo como persona, que estaba buena la soledad porque aprendí vivir solo conmigo, al fin vivia sola y me preocupaba de comprar mi comida, de lavar mi ropa, de cocinarme algo de llevar un presupuesto responsable. Creí que también me habría ayudado a cambiar como persona y estar lista para llevar una relación sin cometer los mismos errores. Resulta que no es tan fácil y que sigo reconociendo a la misma arpía en mi, ahora y hace varios años. Pero me sale tan al natural que es casi inevitable.
En fin, quizá no sea del todo malo acordarse solo de lo bueno, no intento vivir del pasado, y jamás cometo el error de comparar porque sé que mi mala percepción alteraría el resultado. Quiza la clave sea tratar de pensar no sólo en lo bueno de los demás sino tratar de encontrar cosas positivas en esta constante que soy yo, y que no pocas cosas buenas debo tener sino un montón, es por eso que siempre he sido tan querida.
El post 413 sirve como terapia personal, no tiene otro fin, ni debería tenerlo. Y aquí la canción que lo motivó.
martes, junio 22, 2010
pointless
Una semana antes, yo caminaba con ella en dirección a nuestras casas y ella me contaba que habían contado los muebles de sala, me contó que eran de esos como de paja que parecen de jardín pero elegantes como para la sala. Nada parecía estar mal.
Luego ella terminó con él. Que dificil debe ser terminar con algo cuando ya está tan avanzado. "A las puertas del horno se quemó el pastel". Un par de amigos mas y yo hicimos turnos y nos mantuvimos siempre con él, no puedo recordar su nombre.
Una tarde mientras yo trataba de consolarlo y convencerlo de que no le mandara mas mensajes lastimeros por radio, le dije que seguramente Cris estaba confundida y que volvería a él. Me hizo jurárselo, a cambio él prometió que me comrparía una pizza enorme cuando eso sucediera.
Yo estaba convencida y se lo juré. Y luego él trató de besarme. Con un juego de palabras acerca de mis lunares (porque tengo lindos lunares alrededor de la boca), ese man que sufría por su enamorada intentó besarme. Mi novio de esa epoca se encontraba a como cinco metros, y era uno de sus mejores amigos. Estabamos ahí preocupados de que no se suicidara o algo así. Me decepcioné tanto, de él y de mi. Me pregunté si yo le mandaría las "señales equivicadas" mi hermano también estaba ahí, de eso me acabo de acordar mientras escribo. Y el nombre de él era César.
jueves, enero 10, 2008
De cuentos, soldados y clavos.
Este cuento no hay por ningún lado en Internet, cosa rara, a diferencia de otro, bajo nombres parecidos, cuyo autor dice ser el mismo, en el cual asiste también una bailarina, un pez (algo así como signo de redención divina, según alguien) y al valiente protagonista le falta una pierna.
En el cuento que menciono, el que yo crecí leyendo, cuya imagen ilustrativa tengo grabada en la mente en leves trazos color verde, no existe bailarina alguna ni romance asociado, ni convierten al soldado en un soberbio navegante. El que yo digo es un cuento sin esperanzas. Y en eso justamente radica su encanto, o quizá a mi me gusta y eso nada más.
He copiado ya el cuento y quiero postearlo en estos días, como mi aporte a la web, sino que encuentro imprescindible colocar también la mencionada imagen, y el día que copié el texto, no tenía a mano una cámara con buena resolución, así que queda pendiente.
Por el momento, quiero un soldado de plomo. Me vinieron todas esas imágenes, tras leer un poco acerca de las denuncias a mattel y demás por el contenido de plomo en la pintura de los juguetes, y como una revelación me di cuenta que quiero un soldado.
Creo que de ese tipo, mi juguete mas preciado que ahora aguarda (olvidado, enterrado, despreciado) en el cajón de mi cómoda roja, son un par de clavos, que empiezan a oxidarse, hecho nudo entre si, el juego consiste en desenredarlos. Cuando se torna muy fácil, el juego consiste en soltarlos con los ojos cerrados. Cuando eso se torna muy fácil, el juego consiste el zafarlos con los ojos cerrados y solo con la mano izquierda.
Zafarlos con los ojos cerrados, solo con la mano izquierda y en la espalda.
Zafarlos con los ojos cerrados, solo con la mano izquierda en la espalda y usando solo dos dedos...
* De uno de esos mails que terminan gustando más a quien los escribe que a quien los recibe.
martes, mayo 30, 2006
Limites
La vida nos convierte muchas veces en seres resistentes, para que podamos soportar las cosas que se avecinan con los años.
Y nos entrega el miedo, y así mismo la vergüenza. Te has fijado que cuando eras niño no habían muchas cosas q pudieran avergonzarte, quizá existía un mínimo de pudor, por default, que en ningún caso es lo mismo, pero no había vergüenza. Y luego esta misma se convierte en uno de los mayores limitantes. Supongo que todo va complicandose conforme pasa el tiempo, mientras más cosas tenemos o queremos.
De niña, viví en Cuenca, ahí hay una montaña, el Pacha-mama, la cual solíamos escalar con mi hermano y mis primos todos los sábados y a veces incluso entre semana. Esa era nuestra diversión, eso, o ir al río y cruzarlo sin miedo hasta llegar a la roca más grande en medio de la corriente.
No era muy fácil subir al Pacha, tampoco recuerdo que haya sido muy complicado, pero siempre llegábamos a la cumbre, con menos satisfacción que frío, y es que para nosotros no implicaba gran hazaña.
Hace un par de años fui con este aire de señora que a veces tengo, recorrí con esfuerzo el campo que era mi patio de juegos, y vi la montaña tan lejos, tan alta, tan imposible de subir. Inmensa barrera se imponía ante mis ojos, sé que el Chello no me creyó cuando le contaba que yo podía escalarla cuando era chica. Ni siquiera encontré el camino.
Y es que la vida me hizo resistente a algunas cosas, cobarde para otras, y un tanto inútil a veces.
* De un comentario en el blog de Xena y Jolie, en el cual empecé a divagar fuera de contexto.
miércoles, abril 19, 2006
Desempolvando los escritos (II)
A mi manera de verlo, la ausencia de figura paterna, puede provocar dos reacciones, hay quienes adoptan una actitud de rechazo hacia el padre, considerando el sufrimiento de la madre abandonada, y hay quienes, como yo, lo idealizamos, creyendo ingenuamente que si él estuviera, las cosas marcharían mejor.
Es por eso que recién graduada tomé la decisión de ir a vivir con mi pá, el sabio, el inmortal, el bueno, el que siempre reía, el hábil, el superhéroe; para descubrir que es un simple humano, con tantos o más errores que los demás, y quererlo a pesar de ello. Esa fue la primera vez que abandoné mi casa y a mi madre con ella, sin darme cuenta la dejé muy triste y solitaria... tratando de enmendarme a la distancia, hice lo mejor que se me ocurrió, un cuento para ella.
Hace pocos días lo encontré en medio de un libro que solía llamar y llevar como diario, y que ahora solo es un compendio de facturas, papeles, entradas al cine, etiquetas y demás recuerdos de salidas especiales, que una vez al año actualizo.
Quiero postear hoy ese cuento, no le he hecho correcciones de redacción, se nota que es viejo, y está algo cursi, pero siguiendo con mi actitud grinch antifestividades, no voy a escribir nada respecto al día de la madre para el segundo domingo de mayo, este post vale por ese.
Mi madre tenía un corazón guerrero.
Mi madre nunca lloraba
Era tan fuerte y valiente que incluso las tempestades desviaban su curso, para no enfrentarse a su ferocidad.
Porque ella era más poderosa que cualquier ejército, y era tenaz al momento de la batalla.
Dicen que en sus ojos ardían dos llamas, capaces de incendiar todo lo que a su alrededor estaba y que hasta el mismo mar con sus invencibles olas, huía temeroso de ella.
Y aún cuando todo estaba en calma y descansaba su cuerpo sobre el verde el césped y bajo el caluroso sol; aún en medio de la paz, sus ojos denotaban ese brillo extraordinario.
La luna se vanagloriaba de ello, aseguraba que eran dos estrellas del firmamento aquello que mi madre tenía en sus ojos, aunque dentro de si sabía que no era cierto.
En el Olimpo, Prometeo se regocijaba, decía que en esos ojos estaban dos chispas de fuego que él le hubo regalado? y el semidiós sabía lo falso de sus palabras.
Las hadas sonreían encantadas, pues decían a todo el que quisiera escuchar, que ese fulgor eran dos perlas que ellas le habían obsequiado, una noche de abril, pese que también ellas sabían que estaban mintiendo.
Porque lo que mamá jamás ocultó es que los dos luceros que iluminaban desde sus pupilas eran el reflejo interno del amor que sentía por sus dos pequeños hijos.
Un día vi como la luz se iba extinguiendo poco a poco hasta desaparecer, mi madre lloraba. Lo hacía porque veía a sus hijos alejarse y perderse en el horizonte.
Después de haber conquistado al viento, a las montañas y al mismo mar, con el ímpetu de su corazón guerrero, sabía que no podría ganarle la batalla al destino que le separaba de su razón de vivir, porque, como ley de vida, las criaturas que antes sostuvo en sus brazos ahora se dispersaban por el mundo dispuestos a recorrer nuevos caminos.
Y se sintió sola, como nunca antes, sola y débil.
Con el tiempo aprendí que mi madre tiene aún en su pecho el mismo corazón guerrero, igual de fuerte, poderoso y valiente, y si es que ya esa luz no está en sus ojos, es porque ahora está en los míos.
viernes, febrero 17, 2006
Recuerdos bloqueados
Ahora ya no llevo diario, ahora tengo un blog, ja!
Actualmente es simplemente el cuaderno donde pego cada entrada al cine, los posa vasos, los recuerdos importantes que obtengo de mis salidas y escribo, muy rara vez, acerca de los realmente memorables personajes de mi vida, los que merecen un lugar en mi memoria en algún futuro lejano.
Como decía... estaba yo hurgando en mi ex diario, y francamente me asusté.
Me asusté de las cosas que escribía, de mi vocabulario, de cómo pensaba, la tendencia suicida es lo de menos, estaba completamente obsesionada y algo loca.
Si alguna vez me pregunté por qué fulano habrá dejado de quererme, ahí estaba clarito la respuesta, una muchacha desesperada, desquiciada por un hombre pasajero. Era aquella que salía a caminar pasada la media noche y golpeaba la puerta de la casa del tipo en cuestión, solo para ver que estuviera ahí... no me reconocía, es decir, siempre he sido un tanto celosa, pero esto era el extremo.
Cabreada siempre, con respuestas infantiles, siempre buscando bronca, creyendo en chismes y rumores, gracias a Dios que ya no soy esa, y aquel que ahora comparte sus días conmigo lo puede confirmar, espero =S
Pero bueno, el punto es que leyendo ya las últimas hojas de esa temporada encontré algo peculiar: constantemente me refiero a Duncan.
Duncan por aquí, Duncan por allá, que hoy saldré con Duncan, que hoy fuimos a la playa, que mañana me vendrá a ver para ir a farrear...
El conflicto es... que no tengo la más remota idea, quién carajos es Duncan?
Duncan, de tanto repetirlo me suena a nombre de perro.
No tengo idea como pude bloquearlo de mi mente, no pudo ser tan importante digo yo, pero es que lo encuentro muy repetido.
No puedo dormir de la intriga... hay otros nombres que no se exactamente quienes serán, pero este se lleva el premio, Duncan. Perdido en mi memoria, voy a estar con la pica un buen tiempo, lo sé, hasta que me resigne a haberlo olvidado.
miércoles, febrero 15, 2006
SAGASO
De esa época en la que te da por hacer grupitos, y hasta ponerte un nombre.
El nuestro era SaGaSo
Graffitié un montón de paredes con dicha palabra... con la certeza de que solo nosotras sabíamos el significado del atentado cometido contra las limpias paredes de Quito y Puerto Ayora.
Recuerdo que la primera vez que ví a Gaby me pareció desesperante, bailaba sobre un pupitre, gritaba queriendo ser escuchada, y estaba con dos tipos que solo la veían siguiéndole la corriente, quizá con el ridículo pensamiento de es mejor estar de su lado que en su contra.
En esa época no existía la So de ahora que le hubiera hecho frente, simplemente la ignoré y seguí con mis cosas.
No sé en que momento empecé a tratarla.
Hasta llegar al punto de hablar largas horas por teléfono todos los días, vernos cada tarde, siempre con la misma emoción que si hubiésemos estado separadas largo tiempo.
Par de años más tarde se nos unió Sandra.
Complemento perfecto para nosotras. Yo seria, Gaby un tanto loca, Sandra calzaba en el grupo de lo inclasificable e indescriptible. Muy inteligente por supuesto, con un cuerpo de modelo de esas que ahora están de moda, y con una voz grave que atraía o alejaba a los hombres, dependiendo el caso.
La So era retraída e introvertida, pero como gozaba con ese par de dos, encerradas en mi habitación entre la risa y el llanto que pueden venir como consecuencia de contarnos abiertamente los problemas, los traumas, las dificultades y luego salir a la calle cual si hubiésemos fumado algo, estúpidas de la alegría.
Ga estuvo en la época de mis primeras farras, esas que ahora ya no tengo, yo la veía en su casa, hablábamos del fulano, el mengano y el sutano, esos del San Gabriel que nos tenían ilusionadas. Poco maquillaje, con un jean simple y la blusita de rigor íbamos al sitio que se nos antojara. La Ga era popular y podíamos entrar sin mayor problema a cualquier sitio.
Regresábamos temprano. Ninguna fumaba ni tomaba. Caminábamos a eso de la una agarradas de la mano. Y era raro que yo no me sintiera incomoda con ese roce.
San no salía, típico, la madre que cree que manteniendo a su hija en casa hasta los 25 va a evitar que cometa los mismos errores que su hermana mayor.
Con Sandra nos divertíamos en el club de periodismo. Coqueteando las tres al mismo tipo y luego rifando su suerte entre nosotras, y lo hacíamos con la inocencia que se te quita cuando creces, sin ninguna intención de ser cruceta.
Gaby empezó su vida sexual mucho tiempo antes que yo, y eso era quizá de lo que más hablábamos en un tiempo. Ella me enseñaba las cosas básicas, me describía actos, posiciones, detalles intimos, los hombres no tienen idea de lo que pueden hablar dos mujeres.
Y también las decepciones amorosas, esas que forjan el carácter de la pura decepción. El primer amor.
Gaby y Sandra se hicieron más cercanas con el tiempo, yo seguía en mi mundo, el Imperio, los libros, el platónico, esas cosas...
Me las encontraba siempre juntas, abrazadas riendo, Sandra siempre agarrada de la mano de Gaby y eventualmente se lanzaba a abrazarme, pero yo, esquiva, la retiraba. La adoraba, pero nunca fui muy dada a las demostraciones de afecto.
Te amo amiga So... siempre lo repetían. Te amamos amiga So. Frase que se deformó en te amo amigazo... y yo sin quitarles la mirada esbozaba una sondrisa, decía "Yo también te quiero", y empezaba a cantar un poco de esas canciones de El retorno, que en esa época empezaban a gustarme de sobremanera.
Luego yo partí. La última tarde de SaGaSo juntas fue increíble, caminar por el sur, morochos en un restaurant cualquiera. Las fotos del recuerdo. Entre lagrimas despidieron a la mujer de cabellos de fuego que huía de la cuidad de asfalto para probar suerte por otras tierras.
Cuando volví nada era igual, hijo de por medio, y otros inconvenientes del tipo novio.
Estas líneas jamás podrán describir lo que fue ese grupo para mí. Lo recuerdo con la satisfacción de lo bien disfrutado.
Y termino el post con un dialogo que NUNCA en mi vida podré olvidar.
- Oye Ga, y que se siente tener un orgasmo?
- Es como... eee... no sé como decirte, verás, es igualito como cuando tienes muchas ganas de ir al baño y te aguantas, y quieres orinar y no puedes, te aguantas y aguantas hasta que llegas al baño y estas ahí, la sensación precisa de placer que sientes cuando ya al fin sabes que estas a un paso de sentarte.
viernes, diciembre 16, 2005
Sueño

Aún recuerdo mi primer sueño, ese, que cuando tenía tres años, me hizo despertar mojando la cama. En aquellos años no veía series ni películas "miedosas" en la televisión, así que nunca supe con exactitud porqué los personajes de mi sueño tenían aquellas formas.
Cuando dormía en la habitación junto a la cama de mi hermana, me volteaba y veía mi muñeca negra, aún la tengo, es de esas “muñecas marilú” de antes que venían con disco incluido; antes de mandarla arreglar tenía ojos rojos, los cuales, combinados con su piel negra, me asustaban, recuerdo que con mi hermana la escondimos en el clóset, y como el clóset quedaba junto a mi cama, yo temblaba de miedo… pensaba que la muñeca saldría a ahorcarme o algo así…
Esa noche, al dormir, me acomodé de tal forma que mi mirada se posó en la esquina entre el clóset, la pared y el techo, mi oreja estaba sobre la almohada y escuchaba claramente los latidos de mi corazón (claro que no sabía que era mi corazón lo que escuchaba, por eso siempre creí que eran tambores…) entonces todo empezaba a dar vueltas y más vueltas, me mareaba y me quedaba dormida…
De repente escuché voces, y me levanté a investigar su procedencia, me asomé a la ventana, la calle estaba alumbrada solamente por un poste de luz, totalmente desolada, hasta que reparé en un grupo de extraños personajes que caminaban conversando y riendo en voz alta…
La puerta de la habitación estaba cerrada, sentí que la luz del corredor de fuera se encendía y me escondí bajo la cama, desde allí pude divisar claramente dos inmensas patas como de una cabra, tuve miedo, y mi corazón estuvo a punto de salir por el pecho cuando la puerta se abrió y entraron ocho ratones mas grandes que yo, eran panzones, se colocaron cuatro a cada lado de la cama, me buscaban, yo no entendía para qué, luego el personaje que más me aterró entró y preguntó si ya me habían encontrado, era parecido al que luego conocí como “diablo” el cuerpo lo tenía desde las patas a la cintura como de una cabra, el pecho de humano y en el deforme rostro tenía dos cuernos de carnero…
Repaso en mi mente que yo permanecía sin moverme ni respirar siquiera, aterrada por esa visita tan inesperada, después, los nueve personajes se retiraban y yo salía de abajo de la cama y volvía a acostarme temblando.
Al amanecer, la misma sensación de mareo me despertaba y al abrir los ojos lo primero que veía era la misma esquina entre el clóset, la pared y el techo…
Tuve aquel sueño toda mi infancia a partir de aquella vez, hasta los 11 años, siempre me dormía y me despertaba con la misma sensación, cuando empezaba aquel “dar vueltas” ya sabía lo que iba a soñar, nunca supe su significado y tal vez por eso no lo he olvidado, a veces pienso que lo guardo en la memoria como para contárselo a alguien y encontrar una explicación…
Por lo general sueño bastante… tal vez demasiado, hasta cuando me duermo en el bus ya voy soñando, cuando me acuerdo lo que soñé nunca pasa, pero cuando no recuerdo el sueño, me pasa “en el mundo real”, es entonces cuando estoy haciendo algo y me viene el pensamiento de que eso ya lo viví, tengo entendido que eso tiene el nombre de ¿deja vú?, el rato que pienso “yo soñé esto” enseguida se me olvida “lo que sigue”… una vez me dijeron “Dios te habla a través de tus sueños”, pero no creo en eso, ya que… será que ¿Dios realmente existe?, y si existe… ¿realmente me habla?
lunes, octubre 24, 2005
Recuerdos
Recuerdos.
A mi me pasa así.
Y es que haciendo una limpieza de carpetas encontré una serie de escritos a mi abuelito, los cuales no voy a reproducir aquí, o por lo menos no en esta ocasión.
El hecho es que considerando todas las cosas que me ha tocado vivir, situaciones difíciles que he logrado superar, creo que lo peor ha sido perder a mi abuelito.
Y no creo haberlo superado aún.
Entre las cosas que más me afectaron, fue el hecho de no saber porque el tiempo no se detuvo con su muerte, no logro entender como todos pudimos, y de hecho lo hacemos, seguir con nuestras vidas como si nada pasara. No entendí como pudimos sonreír después de su muerte, como nos reunimos a pasar un buen momento en navidad, como podemos entrar a su casa y sentirnos bien, aunque él no está caminando en los pasillos.
Me afectó también levantarme un día, habiéndolo olvidado todo, dispuesta a visitarlo, y a eso de las diez de la mañana llamar a saludarlo, para que al tercer timbrazo, la realidad me cacheteara, y llorar desconsolada en el trabajo sin poder explicarles que me dolía no poder ir a la oficina de mi abuelito.
Hubiese querido despedirme, pero eso es lo que menos importa, porque durante 19 años nos adoramos y es un consuelo a la hora de extrañarlo.
Cómo pudimos seguir viviendo con la misma naturalidad después de su muerte. Hace tanta falta en casa.
Me habrá recibido en su regazo y rascado mi cabeza hasta que yo me duerma, por lo menos unas cien veces, y aún siento que pudieron ser ciento una.
Cuando mi abuela abrió sus cajones y reorganizó sus pertenencias, encontró esos dibujos, poemas, cartas y cuentos que le escribí desde niña. Ahora los guardo yo.
Luego de mi abuelo, algunos seres queridos han fallecido, por edad o inexplicablemente. Lo he tomado con más calma. Pero que vacío se siente al revisar la agenda de contactos y encontrar sus nombres, y ahí mismo dejarlos, por una especie de respeto mal llevado o porque no tengo las fuerzas para eliminarlos. Así somos los que coleccionamos recuerdos.
En tu honor mi estimado Gregorito, aprovecha estos últimos días pa despedirte de tu abuelo. De ti depende conservar solo buenos recuerdos.
lunes, octubre 10, 2005
Sueños
Siempre he sentido cierto orgullo de poder recordar con lujo de detalles cada uno de mis sueños de la noche anterior.
Durante la ultima semana he tenido pesadillas, lo cual se agrava con un sentimiento de angustia ni bien me levanto.
De anoche, apenas recuerdo esto:
Ibamos en algo así como un tren subterráneo bastante más rápido de lo normal, las ventanas estaban rotas y la luz blanca se apagaba y prendía todo el tiempo.
Estabamos acurrucados en el piso y con algo de miedo, aunque no logro precisar miedo de que; un perro estaba tranquilamente recostado a mis pies, de repente vimos venir otro el cual para nuestro asombro, se echó en el piso.
El "subte" seguía su curso mientras un tercer perro se acercaba a nosotros con la boca abierta, sin duda furioso, lo habían mandado a matarnos. Logré agarrar su hocico con mis manos, se lo torcí sintiendo el crujir de sus huesos, a los pocos segundos yacía a mi lado, yo aún temblaba.
De repente llegamos a nuestro destino, una casa gigante, tipo mansión con rejas y otras seguridades, sin embargo las puertas se hallaban abiertas.
Nuestro transporte para acercarnos era un carro grande, creo una furgoneta, hacía frío y los vidrios estaban empañados. Casi ya a la entrada vimos algunos animales muertos, la mayoría caballos, al pasar a su lado, uno abrió el ojo, me miró fijamente, a gritos le supliqué al conductor se detuviera.
- Ese no está muerto, detente, podemos salvarlo, pero el carro no paró.
Más allá, los cuerpos que encontramos, eran de personas, una mujer vestida de rojo, nada elegante, sobre la hierba, su pelo le cubría el rostro.
Pasamos junto a un hombre de abundante barba que arrodillado sostenía un bebe entre la tierra y sus brazos, bajé el vidrio de mi ventana y le pedí que subiera con nosotros.
- Para ti es fácil decirlo, pero no puedo dejar morir a mi hijo - dijo el hombre sin regresar a ver.
La furgoneta se detuvo, y lo más dulcemente que mi miedo me permitía le expliqué que el bebé moriría de todas formas y que ahora solo quedaba él. Que yo quería ayudarlo.
- Sube, o tú también morirás, a menos que ya estés contaminado. - con las últimas palabras regresé a ver al conductor del auto- ¿o es que ya lo está?
El hombre que manejaba apenas titubeó, encendió nuevamente el motor y arrancó sin responderme,
Yo aún veía al hombre, su bebé había muerto.
Nuevamente con la mirada en el conductor pregunté ¿a el ya lo contaminaron?
Y solo su voz me respondió "Él ya está muerto. Lo que ves no es más que un fantasma"
Lo que antes fuese el hombre, era ahora un cuerpo descompuesto.
Entramos a la casa, habían voces y gritos de mujeres en todos lados, subí las escaleras pero un ruido ensordecedor me confundía, me veía a mi misma gritando, algo acerca de una maldición, no lo recuerdo, el ruido se hacía más fuerte, como si una demolición empezara, un sonido constante, como uno de esos taladros de construcción, rítmico.
La escena desapareció, y desperté por los ronquidos de quien duerme junto a mí. Un tanto decepcionada, la verdad, pese a que lo moví, no dejó de roncar, cerré nuevamente los ojos pero solo volví a ver al tercer perro que mostrando los colmillos se lanzaba a hacia mi, una y otra vez.
Apenas las 9 de la mañana y no pude conciliar nuevamente el sueño; no tuve otra opción que empezar el día.
Por último, si alguien tiene una idea de que puede significará me avisa.
lunes, agosto 15, 2005
Andrés
Se le había dañado un cassette de audio, me llamó a que lo ayudara, dijo "pon el dedo así" mientras yo erguía el índice, y se lo mostraba. "Sólo ten la cinta aquí mientras la arreglo"
Lo cierto es que no pude, no sé por qué, ahora me parece algo tan sencillo y sin embargo no pude seguir tan simple orden, o quizá él no pudo arreglar la cinta, no sé.
"Yo quería un hermano, y no a ti" "yo no quería que nacieras mujer" cada grito y cada insulto me herían y provocaban lágrimas. Corrí hacia mi habitación, pero me siguieron sus verdades, "Adoptada, recogida, no te quiero, adoptada"
Yo aprendí a ser reciproca a su odio, empecé a detestarlo, cada vez que me maltrataba con una sonrisa hipócrita, cada vez que mentía a mi madre para salirse con la suya, cada vez que me correteaba por la casa o escondía alguno de mis tesoros infantiles. Y entonces fui yo la que le gritaba que deseaba el nunca hubiese nacido.
Pero el odio me duraba poco, porque era ese mismo que me hacía llorar cada tarde aquel que me daba leves señas de cariño.
Y recuerdo con orgullo aquella vez que fui a la escuela con mi abrigo amarillo, de Abelardo de "plaza-sésamo", y un niño se burló llamándome "pajarraco"; mi hermano lo siguió corriendo por los pasillos, lo agarró muy fuerte y lo calló a golpes. Cuando regresó donde yo estaba, no dijo mas que un "ya no va a molestarte"
A pesar de esas pequeñas cosas nunca dejó de gritarme, y decirme que le estorbaba.
Tengo la impresión de que hubo un momento, que no puedo precisar en mis recuerdos, en que el cambió de repente, su mirada en las fotos cambió y se hizo tosco, hasta un poco malo podría decirse.
Sus golpes, los insultos, los sustos, sus ganas de verme llorar, lo hacia por puro gusto, o quizá en verdad me hubiese preferido hermano y no hermana.
Años mas tarde, él volvió, regreso su alma buena, aquel que tuvo gran culpa en que yo creciera susceptible al maltrato, con la autoestima destrozada. Fue el mismo quien se rompió los nudillos de la desesperación al tratar de rescatarme cuando me halló encerrada en un cuarto, sintiéndome prisionera injustamente.
Y fue él, quien botella en mano, acompaño mi primera decepción amorosa. Él quien en la noche sentado sobre mi cama, me contaba mentiras q yo no creía, pero me gustaba escuchar. Los golpes quedaron atrás, ahora una extraña complicidad nos unía. Se había enamorado.
No lo vi cuando se fue de casa, la ultima noche escuché los gritos desde mi habitación, pero sin salir de ella. No supe de él durante semanas, hasta que una noche lo vi caminando por la calle, con su mochila a cuestas y un saco blanco que yo guardaba escondido en mi armario. Supe que estaba bien, porque hasta tuvo tiempo de rebuscar mis cajones, para no perder la costumbre.
Con el pasar de algunos meses, casi un año, mi madre perdonó sus faltas y Andrés se convirtió en una visita cotidiana. Luego yo me fui, en otras circunstancias, me alejé. Ha pasado tanto tiempo, nos vemos para almorzar, para conversar, aunque ya no hay canciones nocturnas, ni coca cola y tabaco compartidos.
A veces recuerdo todo lo malo que hizo, siento rabia, nunca sabré si su comportamiento es del típico hermano.
He aprendido a verlo de manera distinta, poco a poco me di cuenta de algo que nunca traté de entender, no vi que la maldad era su disfraz ante las dificiles cosas que nos tocó vivir, me di cuenta que es apenas un cachorro, que puede ser solo un niño asustado a pesar de ser tan fuerte; yo estoy ahí, espada en mano para ayudarlo cuando así lo requiere.
Ahora yo me rompería los nudillos si tuviera que atravesar una puerta cerrada con llave si él estuviera del otro lado.
martes, julio 26, 2005
Cosas de niños: La Huida
No recuerdo cuál fuese el motivo de la reprendida por parte de mi madre, lo cierto es que Andrés se hallaba muy ofendido, y yo muy triste por él. Permanecimos largo rato en silencio, hasta que de pronto él empezó a guardar algunas de nuestras ropas en su mochila. Yo le miraba con expectativa y guardando silencio. Serían tal vez las 9 de la noche.
- Vamonos de la casa - me dijo, y su propuesta sonaba mas a orden.
- A dónde? - repliqué confusa.
Nunca se me había ocurrido alejarme de mi hogar, y cuando alguna vez escuché decir algo parecido a mi prima, le había respondido de lo mas inocente, "igual regresarías donde tu mamá". Esta vez parecía distinto, por la determinación en el tono de mi hermano.
- No importa, vamos - parecía no importarle ningún detalle- nos llevamos al Cork, para que nos cuide mientras caminamos.
Lo veía claramente en mi imaginación, 2 pequeños niños caminando cuesta arriba en medio de la noche, por una montaña desolada, en donde solo una tenue luz podía deslumbrarse al fondo, (creo que esto lo saque de alguno de los cuentos infantiles que por esa época se apilaban en mi habitación), guiados por nuestro pastor alemán.
Sentí miedo y a la vez curiosidad y gusto de imaginar una aventura de ese tipo, el mundo delante de nuestros pies.
Ambos teníamos dinero ahorrado, pero si así no hubiera sido, no habría importado, no se nos ocurrió preocuparnos por lo económico. Supongo que esa es una angustia que se acoge cuando los años avanzan.
- Y la mamá? - pregunté con voz trémula, la verdad es que no había sido yo la hablada y/o castigada, y la idea no terminaba de convencerme.
- Ella tiene al papá que la cuide - respondió mientras ponía nuestro "equipaje" sobre la alfombra.
En mi mente se ilustró una nueva imagen, la de mi madre llorando en su cama, y otra vez nosotros caminando en la oscuridad.
- Pero el papá nunca viene, se va a quedar sola.
Nunca olvidaré el tono de su respuesta, como si fuera él quien estaba a punto de infringir un castigo, y arrepentirse en el acto.
- Está bien, la perdonamos, pero la próxima nos vamos.
viernes, junio 17, 2005
La máquina del Tiempo.
Era como un consuelo en épocas difíciles, saber que algún día podría rectificar mis errores, siempre conté con la esperanza de "una nueva oportunidad"
Ahora, me doy cuenta que los avances tecnológicos se encaminan hacia otro lado, la realidad cada vez me hace perder ese sueño. Sin embargo, me he puesto a pensar, que dado el caso que algún día regresase en el tiempo ¿qué haría con mi nueva oportunidad?
-Le avisaría a mi tío previamente de ese par de años que se ganó diciembre con la Diners?
- Advertiría a mi mamá de esa deuda que nos hizo perder la casa?
- No haría ese gran escándalo que le hice a mi papá diciéndole falto de palabra y mentiroso cuando aún era una niña.
- Cuidaría un poco más la relación con ese chico que me importaba, y desecharía desde el principio esa otra que no aportó nada bueno a mi vida.
- TratarÃa de no hacer llorar a mamá esas veces que sintiéndose sola y enferma, tenía que lidiar con dos hijos que no paraban de pelear entre ellos.
- Dejaría que las cosas fluyan de manera lenta pero precisa con ese que quise tanto y que nunca tuve, por coincidencias o malos entendidos.
No, creo que mi tío no necesita mas dinero del que ya tiene, quizá Dios no quiso que yo crezca en un ambiente de riqueza. Y de lo otro, nada de eso tiene importancia para mi, ni me afecta en la actualidad, soy feliz con mi parejo y estoy pendiente de mamá y que no sienta penas ahora que somos "grandes".
Pensando en cosas más importantes.
- Le contaría a mi familia de los actos de aquel cretino, sin temor que nadie le crea a una niña de pocos años, y sin sentirme culpable.
- Dormiría siempre en mi cuarto, sin importar el miedo que tuviera.
- No saldría de mi casa aquella noche, y no aceptaría jamás un trago de un desconocido.
Pero, mis traumas me hacen lo que soy, cada uno de ellos ha formado mi personalidad tal vez cerrada, introvertida, depresiva, sea como sea, así es como soy y "así me quieren" todas las cosas malas que me pasaron siendo niña y adolescente me han permitido aprender, me han dado experiencia y madurez para sobrellevar otras situaciones.
Ahora lo pienso, y quizá lo único que haría si pudiera volver atrás el tiempo, sería aquel 25 de enero del 2003, regresar un poco mas temprano de las termas de papayacta, iría a la casa de mi abuelito y como siempre lo abrazaría y recostaría mi cabeza en sus piernas, pese a la mirada reprobatoria de mi abuela y mi madre.
Dejaría que me rasque la cabeza, y que toque mi rostro con esas manos blancas, arrugadas y fuertes, no le diría nada acerca del día siguiente, simplemente me quedaría abrazada a él cuanto tiempo pudiera, cosa típica en mi.
Sería mi manera de despedirme para siempre.
Aunque le dije que lo quería muchas veces, aunque siempre me porté bien y él se portó bien conmigo, aunque no me queda ningún arrepentimiento de cosas dichas o no dichas. Ojalá pudiera regresar solo a ese día y sentir su calor de abuelo y su cariño sincero por última vez.
Nosotros nos despedimos con una sondrisa y un guiño de ojo a media tarde, a veces creo que además del guiño, un abrazo hubiese sido especial.