La posta me ha sido pasada por cortesía de Phantom de CeroCuatro. Ahora es mi turno para continuar con esta lista, so pretexto de actualizar el blog.
Dicho sea con anticipación que los discos que siguen no tienen orden específico
* 10 Álbumes de mi colección:
1. illya Kuryaki & Valderramas => Chaco, Increible disco para cantarlo a viva voz.
2. El Soundtrack de Romeo y Julieta => Quiza la película no sea tan buena pero el soundtrack si.
3. Tributo a Queen, lo mejor del rock en español => lo mejor de este disco es Fito Paez y obviamente Illya Kuryaki.
4. Ricardo Arjona=> Sin daños a terceros, cómo no ansiar una biela con este disco.
5. Ricardo Arjona => Galeria Caribe, lo siento Phantom, sé q estos son tus discos de la vergüenza.
6. Alberto Cortez y Facundo Cabral => Cortezias y Cabralidades; cada vez q lo pongo recuerdo el fantastico concierto aquí en Quito al q tuve la oportunidad de ir de a gratis.
7. Alberto Cortez y Facundo Cabral => Lo cortez no quita lo cabral; este disco es un poco mas antiguo, de la época en q siendo niña, mi papá se servía un whisky y a mi me servía un vaso de agua y cantabamos entre lágrimas "miguitas de ternura yo necesito..."
8. Moenia => Disco con el mismo nombre, estos precursores de la música electrónica en Latinoamérica tienen unos videos increíbles. Canción favorita: No sería a ti.
9. Jarabe de Palo => Tengo dos discos de este grupo tan bacán, siempre me sirve pa alegrarme un poco o pa entristecerme un poco, depende de la necesidad alcoholica.
10. Heavy lacrimogeno => Este disco es de los de a dólar, un compendio de un heavy llorón en español q contiene Rata Blanca, Mago de Oz, Bajos sueños, Heroes del silencio, Angeles del infierno, entre otros. Si mi amiga Ga lee esto recordará aquellas tardes en su casa, con coctelito en mano y con este disco de fondo creyendo q no había mejor disco chupistico.
* Los discos que me dieron vergüenza encontrar buscando la respuesta anterior:
- Alejandro Sanz
- Cabas
* Último CD que compré:
Uy! Pesimo de mi parte pero ya no compro CDs, le pido a alguien q me haga copias piratas. El último q piratié fue de Marc Anthony, pero cuando cantaba salsa.
* Últimas canciones que escuché antes de escribir este post:
No tengo idea, es q como estoy en el trabajo, tuve q interrumpir esto unas cuantas veces para hablar con el jefe, pa ver la impresora, pa atender a clientes.. osea q bien difícil prestar atención a la música este rato, pero pusieron un par de canciones estilo Hip Hop .
* Canciones que escucho seguido y tienen significado para mí (en ningún orden específico):
- Lullaby; Creed => Esa noche...
- With arms wide open; Creed => Esto de ser madrina y tia primeriza
- Irremediablemente tarde; verde 70 => El noviazgo mas inocente... solo por eso verde 70 merece mención en la lista
- El camino de la vida => Esas cosas q se heredan de la madre..
- Negra; Pancho Teran => la adolescencia es linda no... fue mi papa el q pagó mi arete en el ombligo
- I don´t want to miss a thing Aerosmith=> Para pensar en el Ratón.
- Amarte a ti; Ricardo Arjona => Para dedicarle tantas veces al Ratón.
* A quienes les voy a pasar esto y ¿por qué?:
1. A Ricardo, aunque el estaria mas contento de hacer una lista como esta pero de libros.
2. A Nando, segurito tienes y una discografia bohemia y alternativa.
3. Al Lobito, pa q se acuerde de la Princess, aunq no sé si haga la cadena.
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lunes, marzo 28, 2005
martes, marzo 22, 2005
I'm still Here
Casi un mes sin escribir mas q un par de comentarios, estoy esperando revelar unas fotitos y les doy detalles de las merecidas vacaciones.
Por el momento quiero poner un cuento, o la primera parte de uno, me lo envio Oscar Ivan Echeverry aquel chico del q ya les habia contado. Disfrutenlo.
No es preciso decir que Irene no era una mujer cualquiera. No es preciso decir que buscaba, como todos, su alma gemela. Que anhelaba, entre sueños de novela, un espíritu que fuera capaz de recobrar su interés por las películas a blanco y negro, por las utopÃías perpendiculares, por las montañas rusas y por los caballos de madera. No es preciso decir que añoraba la llegada de su príncipe azul; de aquel caballero de fina estampa, que algún día aparecería para rescatarla de la prisión cotidiana en la que vivía.
No es preciso decir tampoco que intentó, por la falta de cooperación del destino, descubrir a su amado de mil maneras. Se dice que besó trescientos treinta y nueve sapos; que acudió a once gitanas y dos expertas en "limpias". También se comenta que publicó su foto en el Internet y en la sección dominical de un periódico en decadencia. Que escribió una carta algo pretenciosa a una revista, de esas quincenales y que llevan nombre de mujer.
No es preciso decir que empezó, poco a poco, a desesperarse y a perder la confianza en sí misma. Que comenzó a creer que el universo le jugaba una mala pasada, y que aquel príncipe azul tan idealizado en su diario verde y de cintas amarillas, jamás aparecería. ¿Era tan difícil, se preguntaba, encontrar a la persona correcta? Siempre creyó que bastaría una mirada, una sonrisa, tal vez una palabra, para reconocer a la persona con la cual compartir toda la vida. Esa persona, ese príncipe, con quien disfrutar una salchicha, maldecir una película, quejarse del costo de la vida y arreglar juntos la cocina. ¿Era tan difÃcil, insistía con las preguntas, apartar la soledad de una casa vacía, cortar de tajo la frialdad de una cama desierta, tener con quien compartir una lágrima, un beso y un abrazo? Sólo buscaba alguien que se quedara en la noche de tormenta, que estuviera al salir el sol, que fuese lo primero y lo último en su rutina.
Tal vez, si sea preciso decir que sintió que no aguantaba más y por eso decidió descubrir ella misma a su príncipe azul y no esperar a que fuera el destino quien se lo presentara. No iba a detenerse cual flor a la espera de que alguna abeja se fije en ella. No iba a posponer sus sentimientos en pro de una carrera, de una condición social o del "momento oportuno". No iba a esperar que fuera el amor quien abriera la puerta. Ella misma buscaría a su pareja, compañero, amigo, amante y compinche. Fue así que, se armó de un tarro de pintura, azul obviamente, y salió a la calle decidida a bañar de color al primer hombre que encontrase (y que se lo mereciera).
Por el momento quiero poner un cuento, o la primera parte de uno, me lo envio Oscar Ivan Echeverry aquel chico del q ya les habia contado. Disfrutenlo.
No es preciso decir que Irene no era una mujer cualquiera. No es preciso decir que buscaba, como todos, su alma gemela. Que anhelaba, entre sueños de novela, un espíritu que fuera capaz de recobrar su interés por las películas a blanco y negro, por las utopÃías perpendiculares, por las montañas rusas y por los caballos de madera. No es preciso decir que añoraba la llegada de su príncipe azul; de aquel caballero de fina estampa, que algún día aparecería para rescatarla de la prisión cotidiana en la que vivía.
No es preciso decir tampoco que intentó, por la falta de cooperación del destino, descubrir a su amado de mil maneras. Se dice que besó trescientos treinta y nueve sapos; que acudió a once gitanas y dos expertas en "limpias". También se comenta que publicó su foto en el Internet y en la sección dominical de un periódico en decadencia. Que escribió una carta algo pretenciosa a una revista, de esas quincenales y que llevan nombre de mujer.
No es preciso decir que empezó, poco a poco, a desesperarse y a perder la confianza en sí misma. Que comenzó a creer que el universo le jugaba una mala pasada, y que aquel príncipe azul tan idealizado en su diario verde y de cintas amarillas, jamás aparecería. ¿Era tan difícil, se preguntaba, encontrar a la persona correcta? Siempre creyó que bastaría una mirada, una sonrisa, tal vez una palabra, para reconocer a la persona con la cual compartir toda la vida. Esa persona, ese príncipe, con quien disfrutar una salchicha, maldecir una película, quejarse del costo de la vida y arreglar juntos la cocina. ¿Era tan difÃcil, insistía con las preguntas, apartar la soledad de una casa vacía, cortar de tajo la frialdad de una cama desierta, tener con quien compartir una lágrima, un beso y un abrazo? Sólo buscaba alguien que se quedara en la noche de tormenta, que estuviera al salir el sol, que fuese lo primero y lo último en su rutina.
Tal vez, si sea preciso decir que sintió que no aguantaba más y por eso decidió descubrir ella misma a su príncipe azul y no esperar a que fuera el destino quien se lo presentara. No iba a detenerse cual flor a la espera de que alguna abeja se fije en ella. No iba a posponer sus sentimientos en pro de una carrera, de una condición social o del "momento oportuno". No iba a esperar que fuera el amor quien abriera la puerta. Ella misma buscaría a su pareja, compañero, amigo, amante y compinche. Fue así que, se armó de un tarro de pintura, azul obviamente, y salió a la calle decidida a bañar de color al primer hombre que encontrase (y que se lo mereciera).
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