Me pasé un largo rato pensando en si significará algo (para mí) el dormir de uno u otro lado de la cama. En Quito cuando me peleé mal con Marcelo y tuve la cama grande por primera vez para mí, dormía en el centro y a mis anchas, por rabia y en un inutil intento de sentirme independiente.
Allá elegí el lado derecho de la cama por estar mas cerca del velador. Cuando llegué aca, ocupaba el lado izquierdo, razones cursis que no voy a mencionar. Hace unos meses, por invierno me cambié al izquierdo, razones de calefacción, estufa y enchufes. Ahora francamente me da igual dormir diagonal, izquierda derecho y al pie (y es cierto, esta semana dormí cabecera a los pies por razones de estudio).
Al final puede ser que no significa nada, bastan unos días para acostumbrarse a estar solo, y de nuevo acompañado y de nuevo solo y sucesivamente. Cama grande, cama chiquita, cama fria, cama compartida. En conclusion una llega cansada se tiende y poco importa si los pies apuntan al norte o al sur.
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domingo, octubre 26, 2008
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