Este era un reino de principes extintos. De princesas que se exiliaron derrotadas por la sequía o el desencanto, salvo unas pocas valientes que permanecieron sea por conservar el linaje o por ingenuidad.
Sin embargo esta historia no es de un reino vacío, habitaban en el bosque escondidos los gnomos, criaturas despreciables y escurridizas que compensaban su falta de belleza con un gran conocimiento de magia y brebajes.
Dada la falta de principes, los gnomos aprovecharon la situación para cambiar su aspecto y lucir como encantadores caballeros y tratar de conquistar alguna dama.
Más no era un secreto la verdadera identidad de los disfrazados, y sin embargo las mujeres volcaban sus ilusiones en ellos, aceptando los encuentros y entregandose emocionadas a la ilusión del amor, en una suma de desaciertos, por querer creer, por mantener la esperanza de que uno de ellos fuera verdadero, o quizá simplemente se habían resignado a saber que detrás de todo lo que luce como principe se esconde un feo gnomo.
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