¿Cómo se pregunta "qué somos"? sin que suene re loser el ¿somos novios? no sé, se me ocurre preguntar si ya pensó el nombre de los hijos que tendremos. ¿Qué somos? como declaración nefasta de intereses y la afrenta al posible rechazo. A dónde vamos, qué haremos, me ves en tu futuro, yo quiero dos perros labrador, y tu tres hijos, qué vamos a hacer con ésto. De la cerca blanca o la casa playera, hablemos más tarde, ¿para qué apresurarnos?
Abrir el cajón donde guardo los preservativos, me resulta, por decir lo menos, deprimente.
Explicarlo es un poco más difícil, digamos que no recuerdo la última vez que los compré, entonces si hay, es inevitable pensar en quien los trajo. Tristeza. El reclamo seguro fue al día siguiente a mi amiga, cómo puede ser, mas claro como no poder, contenido regular, y dejar ese recuerdo permanente en mi cajón.
Si no hay, la soledad golpea los domingos. Los domingos tristes son un vestigio porteño, cada domingo de ahí en adelante será siempre gris. Que querés que te diga.
No fui yo, eras vos. De ahí en adelante, podría nunca más ser. Eras vos, el que amaba, el que podía hacerlo, no era yo el objeto querible, no eran cualidades adorables, eras vos en tu capacidad de amar, que podías hacerlo, y eso lo explica todo.
La respiración suave y pareja de ella en la penumbra, abrazada a una almohada, confortan al hombre, le hacen pensar que no todo lo ha hecho mal.
Dormir en cucharita. I cucharita you. Entender la posición perfecta de su brazo bajo el cuello, y sentir la respiración como se va calmando, atrás en mi espalda, incluso con ronquidos, porque I cucharita you, y eso es paquete completo incluido.
Lo quiero, todo - ahora - esta noche.
porque imagino lo que viene, en la penumbra.
y tengo miedo.
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