Nube de Tópicos frecuentes

lunes, noviembre 26, 2007

Negaciones

- No me comprendes.
Sonríe; es verdad que no la entiende, y ahora ni siquiera está seguro de querer comprender qué es lo que pasa por su cabeza, un conjunto de ideas enredadas cual telarañas, un montón de contradicciones queriendo ser descifradas y no hay aquí un valiente que pretenda adentrarse en esa selva de sentimentalismos. Allá ella y sus fantasmas.
- ¿Lo ves? Te quedas en silencio como si no te importara lo que estoy diciendo.
- No es nada de eso, pero qué quieres que haga. ¿Qué buscas de mí?
- Que no me mientas.
- No he mentido.
Ella lo mira con incredulidad, no sabe qué decir, conversación inútil. Que me mienta si le da la gana, mientras no me entere; que no haya motivo para lastimarnos. Cuándo dejamos de ser lo que fuimos para convertirnos en esto, por qué tenemos conversaciones profundas que no hacen falta. Cómo cambiar el tema, salirme de esta.
- No quiero... no espero nada.
- Tampoco te pongas en plan soberbio que así no llegaremos a ningún lado.
- Pero si no es nada de eso, aparte que no estamos aquí para llegar juntos a alguna parte.
- ¿Estás terminando conmigo?
- No te vayas a ofender cariño, pero ¿cuándo empezamos? No me debes nada y nada te debo.
- Creí que las cosas estaban claras…
Corta la última frase como quien ha interrumpido un extenso discurso, como si aún faltara por decir lo más importante, pero en lugar de seguir hablando busca en su terno un cigarrillo. ¿Dónde guardé la fosforera? seguro la olvidé en casa por salir al apuro... por qué salí, por qué vine, por qué estoy ahondando en temas que no debería. Quién tiene las cosas claras ahora, todo se volvió oscuro desde que empezamos a ser honestos.
- Solo pretendo tomar las decisiones por mí misma.
- No he de ser yo quien te lo impida.
- Ni yo quien exija que dejes a tu esposa.
- No mezcles... las cosas son más complicadas. Mi matrimonio es algo fuera de discusión; imposible compararlo con lo que tenemos.
Sus pupilas se encienden, la mirada perdida en algún punto lejano, nada tiene que ver con el diálogo planteado. ¿Qué hora es?, se me hace tarde. Tanto tiempo y aún parece no darse cuenta que no necesita insistir en aquello para seguir amaneciendo a mi lado.
- Nadie ha hablado de exclusividad.
- Entonces, ¿te sientes bien tal como estamos?
- Estupendamente.
- No te entiendo.
- Y yo no estoy segura de querer que tú me entiendas.

* Dos negaciones, suponen una afirmación.

No hay comentarios: