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jueves, febrero 03, 2005

Para el fin de Semana

Hace ya algunos años compré un libro negro, colores en la portada, un libro de cuentos, lo leí­ muchas veces con gusto, con emoción, y con el enojo que me causaba que alguien pudiera escribir tan bien esas cosas que yo pensaba, esas ideas que yo tení­a en mente.. esas cosas que yo me preguntaba... Ahí­ estaban.. en ese delgado libro negro que yo con júbilo lo leí­a y repetí­a...

Tiempo después, encontré un muchacho que tenia ese mismo libro en sus manos, con aires de "yo leo mucho" me acerqué y le dije: "ese libro es buení­simo, te lo recomiendo" sorpresa la mí­a.. era el autor.

Oscar es un chico que se me pierde del mapa muy seguido. Esta semana asomó en un mail, me dijo q habí­a entrado a este blog y que si yo querí­a me mandaba un par de cuentos pa publicar. Grato honor el mí­o poder presentarles uno de sus cuentos.

Sé que lo ideal serí­a que la nena o yo escribamos todo lo aquí­ publicado.. no me gusta eso de copiar lo de otros.. pero estoy encantada con la idea de mostrarles esto que me fascinaba, escogí­ un relato corto, para poder hacer la presentación del caso y no cansarles con muchas letras. Espero que dejen su opinión en la cajita de comentarios.

Aquí­ un cuento de Oscar Iván Echeverry.

"Y qué pasarí­a si el amor, en vez de arrojarnos a las brazas de la desesperación por una búsqueda frenética de un alma que no sabes ni si quiera si existe; nos diera, en cambio, la foto, dirección y número telefónico de la persona que está predestinada para ti? ¿No serí­a todo más sencillo? Toda la cuestión se reducirí­a a llamarla, concretar una cita y ya.
¿Y qué pasarí­a si todos llegáramos al mundo con un manual? De esa manera sabrí­amos qué decir, en qué momento, y cómo actuar frente a la persona que supuestamente amas y a la cual jamás harí­as daño.
Conocerí­amos de antemano sus gustos, sus problemas, reconocerí­amos por fechas (y ya no por sus ojos) cuando está triste, cuando necesita ser escuchada, cuando necesita un abrazo. Todo serí­a cuestión de revisar la agenda y entender anticipadamente que hoy no es un buen dí­a para decir "alguna verdad", para comportarte como el tarado que a veces (casi siempre) sueles ser.
¿Y qué pasarí­a si el amor fuese más complice y menos verdugo? ¿Y qué pasarí­a si todo el sentimiento que puede llegar a sentir una persona fuese siempre correspondido?
¿Y qué pasarí­a si te hubiera conocido antes?¿Y qué pasarí­a si en cambio de estar escribiendo estas lí­neas te tuviera en mis brazos, contemplando el horizonte y diciéndote lo que siempre quisiste oí­r y yo querí­a sentir?

¿Y qué pasarí­a si tú te hubieras dejado amar?¿Y qué pasarí­a si hubieras existido más allá de mi imaginación, más allá de este papel, más allá de mi corazón?"

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