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martes, noviembre 01, 2005

He soñado en ladrones

Dos sueños, dos robos por separado.
Dejo para luego el análisis de su significado.
El primero me dejó de veras amedrentada. Al punto de abrir los ojos y dar gracias al cielo que solo fue un sueño, incluso agradecer el poder sentir el peso de Canela (mi Golden Retriever) en mis piernas.

El segundo sueño fue insultante, más que miedo sentí­ impotencia, e iras al ver mucha gente que ahí­ estaba y nada hizo; tí­pica actitud de la gente, en la realidad.

Tengo delirios de ser robada.
Camino con miedo de que me asalten.
Me cabrea la inseguridad con la que vivimos.
No soporto tener que ser tan cuidadosa y tener la misma psicosis en todos lados.

Creo que todo nace hace 3 años, a partir de esa ocasión, de lo más cercano a un "rapto" que he vivido.
No puedo describir detalladamente los hechos, y conste que he tratado para el presente post, así que simplemente escribiré las cosas tal como las recuerdo, como imágenes en mi mente.

- Yo dentro del carro de este man, parqueados justo afuera de la casa de mi abuela Nunca los vi venir
- Yo negándome a abrirles la puerta a un par de extraños, y ellos apuntándome de frente con sus armas.
- Yo en el medio de los raptores, escondiendo mis brazaletes debajo de las mangas, mientras a insultos les decía que "ni cagando" les daría mi dije pues era un regalo.
- Yo en el asiento trasero del auto, apagando mi celular y escondiéndolo en mi bota.
- Yo respondiendo con sarcasmo a las amenazas de violación, y por dentro con el único miedo de "y si le matan a mi amigo, qué les digo a sus padres y a su novia?"
- Sentir el cañón de su revolver ahondándome en la nuca
- Yo haciéndome la dura, al mismo tiempo que miraba con desesperación por la ventana, como fue posible que ese patrullero no nos viera?

Dos horas más tarde, abandonados en un bosque, y ese hijueputa que arrancó pasando por sobre mis pies. Las botas se destrozaron.
Caminamos hacia la autopista, yo intacta y aun valiente, el pobre semidesnudo y apenado.
Encendí mi celular y llamé a mi madre. Tuve más miedo de ella, lo que me podría hacer cuando se diera cuenta que hace más de tres horas habí­a salido sin decirle nada.
Esa historia terminó bien, y francamente no está ni cerca de otras cosas que me han pasado.

Lo cabreante es darme cuenta que el trauma-psicosis me acompaña a diario, incluso se cola en mis sueños. Y lo peor es que no es una fantasía, que en este punto cada quien es responsable de su protección y su seguridad. Y creo que es así en todas partes, aunque hablando con un amigo me decía "lo de Guayaquil es pura lámpara, en Quito el peligro está por todos lados y es peor"

Hoy llegando al trabajo me entero de que uno de mis compañeros está¡ hospitalizado, anoche lo asaltaron camino a casa, acompañado de sus dos hijos.

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