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Tengo tanto que contar, tantas palabras que ordenar... y sin embargo, a ratos parece que he perdido la habilidad para hacerlo. Hoy he venido a presentarme ante ustedes y les he traído algo que aprecio mucho, algo que tengo colgado en la puerta de "mi guarida" en el lugar donde conservo la mayor parte de mis recuerdos... Aquí­ menciono uno de mis mayores secretos, de esos que yo suelo decir a veces que "hay cosas que nunca deberí­an saberse"... dice así:



Tomas el mundo en tus manos
lo acaricias, lo besas,
le susurras cosas bonitas,
luego lo bañas... pensando que con eso basta,
lo secas, y la toalla se mancha,
lo vistes, como a un niñito pequeño,

contemplas su semblante... verdad que no hay diferencia?
verdad que el mundo es igual con o sin atuendo?

El juego es el mismo en todas partes
el vacío es el mismo en todos los cuerpos
la muerte es la misma en todas las vidas...

"Nada hay nuevo bajo el sol"

Oprimes entonces al mundo en tu pecho
lo besas otra vez... por última vez
sin dolor y con llanto lo arrojas, lo dejas caer...

El mundo choca con el espacio
y rebota a un agujero
El mundo entra por mi ombligo
y se queda a dormir en mi vientre
Yo guardo al mundo en mi vientre...
yo sol, yo luna, yo viento, yo lluvia...

Yo pariré al mundo
por mi boca, por mis manos, por mi pecho...
y el mundo cortará mis venas...asesinando a la mujer...