
El profesor me miró y cambió el tema tan bruscamente que fue aún más notorio.
No soy bisexual en su sentido enciclopédico; no he tenido relaciones físicas con personas de mi mismo sexo, y sin embargo eso no impide que me sienta atraída por mujeres delgadas, esbeltas y hermosas, que tenga una que otra fantasía y que a veces un amigo me sorprenda mirando el rabo de la muchacha que pasa por mi lado.

El sexo es un acto de confianza.
Donde el amor no es indispensable.
Confianza para ver, tocar, hacer o cambiar.
Donde la desinhibición puede opacar el sentido de respeto.
Imposible ansiar y/o conseguir un orgasmo, sin confianza.

Cuando finalmente declaró y aceptó su infidelidad, sorprendida me di cuenta que no sentí nada. Ni iras, ni culpa, ni siquiera vergüenza.
Cuanto tiempo tuve miedo que mis sospechas fueran ciertas, y en ese instante, nada. Como muchas otras cosas, al pasar un tiempo, perdió su total importancia.

A veces me pregunto si eres el mismo.
Cómo puedes ser tan arrogante cuando escribes para otros,
y tan dulce cuando lo haces para mí. Greg

Hoy no tengo poesía, pues el espacio de no tenerte me
encuentra doblando la esquina... tal vez fumando un
cigarrillo o escondiendo el lomo en el ruido de no
perderte...
No hay comentarios:
Publicar un comentario