La piel blanca encontró el fuego, o tal vez el fuego la encontró... y los olores llegaban a cada centímetro de las sábanas verde hierba... Se perdió entre susurros y jadeos, había sabiduría en el ambiente y las paredes no dejaban de cantar, las palabras estaban de más... los colores se colaban por la ventana y entraban por la rendija de la puerta...
rojo
verde
azul
amarillo...
rojo
verde
amarillo...
Y de la espalda blanca salieron alas, entonces las sábanas verde hierba quedaron demasiado pequeñas, el fuego la encontró desnuda, y esa piel que era también de fuego... sedienta de fuego y de sal se incendió quemándolo todo y las manos se cerraron juntas y los dedos y las piernas apretaban queriendo alcanzar lo alcanzable, deseando llegar al cielo...
amarillo
naranja
rojo
rojo
rojo
naranja
amarillo...
Los ojos que se miraban y parecían uno solo, los ojos profundos y los ojos de maldad...
olor a dulce y a sal...
...y las paredes no dejaron de cantar...
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