Nube de Tópicos frecuentes

jueves, enero 31, 2008

Frases

Para esta semana quiero postear algunas frases que tienen un significado para mí o que simplemente me gustan mucho, y que he recopilado de distintas fuentes.

Jueves:
La frase del Blog. Como era de esperarse, aparte de libros, películas y canciones ahora también nos remitimos a los blogs. En este caso, un post publicado en "Lo que me gusta a mi" de Amarcord:

"Tenía claro que no podía hacer planes, y sin embargo, cuando mis dedos se enredaban en su pelo, me era imposible dejar de imaginar un futuro a su lado."

Aquí el post.

Miércoles:
Para hoy quise postear una frase de una Canción que me gustara mucho, debo decir que fue la elección más difícil, porque me gustan muchas, estuve entre Christina y los subterráneos, Moenia, Belanova o incluso Panda; al final opté por una frase que no necesita identificación, y si bien puede caer en lo berreado, esta línea me ha identificado mucho en los últimos años (no se si identificar sea la palabra correcta).

"Te comportas de acuerdo, con lo que te dicta cada momento, y esa inconstancia, no es algo heroico, es más bien algo enfermo"

Martes:
La frase de hoy corresponde a un Poema de Mario Benedetti llamado 'Rostro de vos':

"Tengo una soledad tan concurrida,
tan llena de nostalgias y de rostros de vos"

Algunos poemas de Benedetti, pero recomiendo más ver este video que es un fragmento de otra de mis películas preferidas en donde el protagonista recita completo el mencionado.

Lunes:
La frase del lunes es de una de mis Películas favoritas: Eternal sunshine of the spotless mind (o el eterno resplandor de una mente sin recuerdos) con Jim Carrey: Ya casi al final, que en la película vendría a ser 'casi al comienzo', Clementine se luce con la siguiente frase:

"Muchos hombres creen que soy un concepto, o que quizás les complemento, o que voy a darles vida... Sólo soy una mujer jodida que busca su propia paz de espíritu... no me asignes la tuya"

jueves, enero 17, 2008

Cumpleaños

Yo nunca tuve 22 años. Permanecí en los 21 por 24 meses y cuando llegó el día del festejo del 2006, pasé directamente a los 23 años.
Era una verdad indiscutible para mí, pero difícil de mantener ante otros, la defendía sumando y restando episodios entre mis 17 y 18 años. Cuando la gente indagaba demasiado terminaba en historias confusas de una graduación y matrimonio casi inmediatos sin perder en cuenta el año sabático en las islas encantadas.

Las razones no sobran ni faltan, lo mismo pudo ser los 22 como podrían ser los 25. Me temo que cumplir 27 me va a resultar algo más desagradable: el número siete, por cabalístico que sea, siempre me ha parecido mediocre, sin embargo dudo mucho repetir el episodio.

Poco me preocupa envejecer, a pesar de que un estremecimiento suele recorrerme eventualmente, con tanto bombardeo televisivo en cuanto a programas de cirugía y estética, cuando pienso que es probable que mientras pase el tiempo, mi piel no esté tan pegada a mis músculos, la ley de la gravedad empiece a afectarme, y las arrugas marquen el camino sobre mi rostro.
Está bien, tiene que pasar, pero mi poca actividad física me asegura que el declive será más drástico que en promedio. El cigarrillo, cantidades industriales de alcohol, fascinación por la comida chatarra, aceitosa y la recurrente dieta en fin de semana de tostitos y mayonesa. Factores que me hacen creer al mismo tiempo que no tendré que preocuparme por cuando llegue el día en que ya no pueda esconder los rollitos tras la tersa piel de mi estómago, o que algunas cosas no se mantengan en el lugar adecuado formando curvas que ahora, aunque suene insulso, detienen el trafico; quizá y el mismo cigarrillo, el whisky, y los fritos sumados a mi hipocondría me impidan llegar a los devastadores cincuenta.

Mientras tanto, celebro hoy mis 24, invitados la fiesta los vicios de los que me quejo mientras disfruto. Mi cédula no está de acuerdo, me advierte, por un error del cual ya he comentado, que si quiero beneficios por cumpleaños deberé esperar 10 días más. Hoy la cedula se queda en casa y mis amigas serán quienes provean los beneficios. Se espera.

Veinte y cuatro años, un título, un hogar estable, experiencia laboral, amistades entrañables y unas cuantas ilusiones y enormes esperanzas para este año se han agregado a mi carpeta. A los 30 habrá que hacer el recuento real, esa es la meta. Nada más que decir. Japi birdai tu mi.

lunes, enero 14, 2008

El soldadito de plomo


Hubo una vez un viejo señor, que habitaba solo en un antiguo palacio, no tenía parientes ni amigos y vivía con un criado de confianza.
En la casa de en frente vivía un niño que a veces, a través de los cristales de su ventana, miraba con curiosidad la severa morada señorial y sentía compasión por aquel viejo solitario.
Un día armándose de valor, el pequeñín detuvo al criado y le dijo:
- Lleva este paquete a tu señor, dentro hay un soldadito de plomo que lo hará compañía.

El viejo agradeció mucho el regalo e invitó varias veces a su casa al pequeño vecino, el niño iba ahí muy contento y casi envidiaba al soldadito de plomo que estaba siempre en aquel amplio salón. Pero el soldadito en cambio, no estaba de ningún modo satisfecho de tan lúgubre morada, y quien sabe lo que hubiera sido capaz de hacer para poder huir de aquella soledad y volver entre sus compañeros de antaño.

Mientras tanto los años pasaban veloces, el viejo murió, la residencia fue derribada, y en su lugar se construyó una bella casa moderna a donde fue habitar con su joven esposa aquel niño convertido ya en un hombre.
Un día, al cavar en el jardín, encontraron al soldadito de plomo, sin que se supiera como había ido a parar ahí, el joven no lo reconoció, y aquel soldadito suspirando pensaba: Muy mala es la soledad, pero es preferible vivir solo, antes que verse tan olvidado como lo estoy yo.

*El soldadito de plomo de Hans Crhistian Andersen.

jueves, enero 10, 2008

De cuentos, soldados y clavos.

Hay un cuento, de Hans Christian Andersen, que trata de un soldadito de plomo relegado a vivir a la sombra de un viejo amargado. Tras años de haber sido enterrado, despreciado y olvidado, creo que es encontrado. O quizá primero es encontrado, luego enterrado y luego olvidado. La foto que ilustra el cuento, en el "libro de nuestros hijos" es un viejo en una mesedora que, con desprecio, apunta con un rifle hacia el soldado.
Este cuento no hay por ningún lado en Internet, cosa rara, a diferencia de otro, bajo nombres parecidos, cuyo autor dice ser el mismo, en el cual asiste también una bailarina, un pez (algo así como signo de redención divina, según alguien) y al valiente protagonista le falta una pierna.

En el cuento que menciono, el que yo crecí leyendo, cuya imagen ilustrativa tengo grabada en la mente en leves trazos color verde, no existe bailarina alguna ni romance asociado, ni convierten al soldado en un soberbio navegante. El que yo digo es un cuento sin esperanzas. Y en eso justamente radica su encanto, o quizá a mi me gusta y eso nada más.
He copiado ya el cuento y quiero postearlo en estos días, como mi aporte a la web, sino que encuentro imprescindible colocar también la mencionada imagen, y el día que copié el texto, no tenía a mano una cámara con buena resolución, así que queda pendiente.

Por el momento, quiero un soldado de plomo. Me vinieron todas esas imágenes, tras leer un poco acerca de las denuncias a mattel y demás por el contenido de plomo en la pintura de los juguetes, y como una revelación me di cuenta que quiero un soldado.

Creo que de ese tipo, mi juguete mas preciado que ahora aguarda (olvidado, enterrado, despreciado) en el cajón de mi cómoda roja, son un par de clavos, que empiezan a oxidarse, hecho nudo entre si, el juego consiste en desenredarlos. Cuando se torna muy fácil, el juego consiste en soltarlos con los ojos cerrados. Cuando eso se torna muy fácil, el juego consiste el zafarlos con los ojos cerrados y solo con la mano izquierda.
Zafarlos con los ojos cerrados, solo con la mano izquierda y en la espalda.
Zafarlos con los ojos cerrados, solo con la mano izquierda en la espalda y usando solo dos dedos...

* De uno de esos mails que terminan gustando más a quien los escribe que a quien los recibe.

lunes, enero 07, 2008

Ne me quitte pas



Esta es la primera vez que trato de subir un video al blog (si, tres años y la tecnología me abruma). Veámos si lo logro, no prometo nada.
Esta canción me tiene, digamos, algo "embobada" desde hace un par de meses. Quien me la recomendó definitivamente acertó.
Canta Jacques Brel quien es un genio para cantar. También tiene esta otra que me gusta, pero nada como la del video.

jueves, enero 03, 2008

Punto de quiebre

Yo no quería que me dejaras.
Sé que de nada sirve que te lo diga ahora que ha pasado tanto tiempo.
Y no, no es mi interés hacerte sentir culpable, ni espero que bajes la mirada con arrepentimiento. Ya pasó.

No quería que me abandonaras, y sin embargo estoicamente te ayudé a hacer las maletas, acomodé un par de toallas aún sabiendo que donde ibas no las necesitarías, y puse también la pijama que siempre olvidas cuando empacas tu solo.

Tuve el infantil impulso de guardar una foto mía y esconderla entre tus camisas, esperando acaso que el recuerdo de esa imagen inmóvil pudiera evocarte emociones olvidadas, mas que un llamado a la reflexión, un mensaje subliminal que hiciera que me extrañes.

Cómo iba a querer que me dejaras. Lo digo aun sabiendo que es absurdo. ¿Quién va querer sentirse como un objeto desechado? Defectuoso, despreciado.

La foto nunca la puse, un poco por cobarde y otro tanto porque nunca he sido de estrategias fáciles. Te acompañé a la puerta y te desee lo mejor, sin penas, sin culpas, sin ruegos ni promesas, sería como tenía que ser, aunque ambos supiéramos que ese momento marcaría para siempre un hito entre nosotros, el punto exacto donde todo se quebraba, donde nos dejábamos sin esperanzas, donde perdíamos la batalla, aún sabiendo que volverías.

Después de tu partida llamé a una amiga a pasar la noche conmigo, porque así de frágiles y básicas somos algunas mujeres, porque es necesario ser fiel a los ritos y empezar a llorar en un hombro lo que luego serían noches de soledad hasta el día de tu regreso, que era bastante obvio, y no por eso menos importante.

Habiendo pasado ya los años sin que de ello podamos quejarnos, donde todo ha sido bueno, sin dudas, sin reclamos, sin necias discusiones; quedan apenas los rencores escondidos, y penas olvidadas. Pero no hay una frase que ayude a concluir todo esto, quizá lo importante consistía en decirlo y empezar realmente a dejarlo atrás.