Yo creo que el cuento que tenía para postear hoy, tendrá que esperar.
Este fue un fin de semana difícil. Marcelo fue internado en el hospital y le operaron de emergencia. Yo podré ser una mimada 24/7, quejarme de mis dolores, de mis ausencias, de mis tristezas, pero el rato de los ratos hay que sacar fuerza de donde no se sabe que existe, ponerse serios y cargar sobre los hombros a un hombre de 130 libras, tratando de hacer lo mejor para que su dolor no sea demasiado.
Y mantener la pose, poner una sonrisa falsa, llamar a mi madre a que haga fuerza y a la suegra para que me la quite. Estar bien, dar apoyo, firmar papeles, tratar de no pensar en las enfermedades hereditarias, en la muerte de su padre, creer que no me voy a quedar sin Chello.
Al final, está bien, reposa en casa mientras a mi me espera trabajo amontonado, deberes, pruebas y excusas en la universidad.
Que está bien, el medico con satisfacción me indica que la operación fue exitosa, me estrecha la mano a la par que con indicaciones acerca de la dieta me extendía sus honorarios, que de lo único que me tengo que preocupar ahora es de pagar la cuenta.
Lo más difícil es la tensionante discusión, sin palabras, tan solo a través de gestos y miradas con su madre, quién le quiere más, quién pasaría la noche en el hospital, quien firmará la factura, a casa de quién lo llevaremos cuando le den el alta. Saber que no encajo, ni ahí ni en ningún sitio. Aunque la mitad de todo ello, podría ser paranoia mia.
A la final ya en casa Marcelo me abraza con fuerza, miro en sus ojos la satisfacción de tenerme a su lado, sé que él me quiere y eso es mucho más importante que reñir por quién prepara mejor el caldo de pollo, si su madre o yo. Aprender que aunque eventualmente nos fallemos en las buenas, estamos en las malas, y que nos faltan muchas cosas en esta relación, que a veces no nos aguantamos más, pero podemos permanecer juntos por esa mirada en su rostro, porque podemos conversar, reír, porque tenemos mucha ternura, nos queremos y a veces hasta podemos ser amigos.
Para dejarme de cursilerías: el sábado cuando ya me botaron del hospital alcance a ir al ágora, escuché par de canciones y esperé a la salida, un gusto conocer a Hiscariotte, Palas y Ma. Candela; lástima que Pastv no llevara a su ñaña.
Y poniéndome aún más cursi: feliz cumpleaños al rockstar, Edu, todo lo mejor para ti este día, y cada uno de los que sigan. Se te quiere, Un abrazo enorme.
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martes, noviembre 14, 2006
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