Para ti es tan normal

De lunes a miércoles vas a la escuela, te levantas temprano, te pones el uniforme que corresponda y desayunas con mucho afán, claro, si ya está preparado, luego entras a la cocina de "la abuelita" y nos saludas con un "¡¡boo!!", a lo que fingimos asustarnos, ya que eso te hace sonreír, tomas tu lonchera y tu mochila, yo te acomodo la bufanda, y te paras en la puerta a esperar que llegue el "Sr. Antonio" cuando te subes al susuki blanco, es lo último que sé de ti en el resto del día...

Todos los jueves desde ya hace algunos meses, vas a "tu hospital"; de igual forma te levantas temprano, pero te pones el pantalón que te compré y que tanto te gusta, desayunas, cuando puedes hacerlo, y al despedirte, todos te decimos lo mucho que te queremos, te damos muchos besos, tú nos das "el abracito" y salen todos "al trote" para llegar temprano.

Para ti es tan normal llegar al hospital, que "te pinchen", la comida de hospital, los niños que te acompañan, los sueros, las pastillas, los jarabes, las enfermeras, el que te "saquen" sangre...

Mientras tanto, no sabes cuánta tristeza me da ver tu cabecita, y descubrir que tienes algunos cabellos menos, mirar tu rostro, y en vez de ver tus mejillas sonrojadas, notar la piel oscura, tus ojeras, las manos amarillas, y tu "pancita" un poco "hinchada"...
Los jueves son una agonía, siempre estoy a la espera de saber que todo anda bien contigo, llamo a casa y me reconforta saber que por lo menos estás sonriendo...

Sé que los niños que te acompañan en el hospital han perdido ya todo el cabello, y te envidian porque todavía no aparentas estar "enfermita", lo cual es bueno, porque si tu "bis belita" se entera, puede enfermar de nuevo y hasta morir...

Una y otra vez me viene a la mente, lo que me dijiste aquella noche que compramos pizza en casa: "ya quiero curarme, ya no quiero estar enferma, quiero salir contigo a la calle, quiero comer lo que tú comes"

Cuando me contaron lo que decían los resultados de los exámenes que te practicaron, sentí que el mundo se venía encima... ahora es como si de cierto modo lo hubiera olvidado, más bien aceptado... amo cuando llego a casa y vienes corriendo a darme un beso, cuando me abrazas, cuando te sientas en mis piernas, cuando me propones jugar contigo, cuando me preparas "un cafecito", o tu "sopita de fideo" y mientras bebo sorbo a sorbo la taza de juguete vacía, solo pienso "como quisiera que estos dos años pasen pronto" Y sé que ahora eres valiente, y sé que la fortaleza que hay dentro de ti, es porque no sabes, no entiendes lo que tienes, así comprendo que eso me hace débil...

Extraño salir contigo a la Iglesia, jugar a "las cogidas" "ir de compras"... ahora hasta me gusta cuando entras a mi habitación y lo revuelves todo, cuando me dices "ponme perfume", cuando te coloco suavemente crema en las manos... cuando me acompañas como "mi colita" a cualquier sitio de la casa donde voy, eres mi alegría... tengo tanto miedo de perderte chiquita de mis ojos...

Aunque suene "cursi" pienso que el miedo nos hace vulnerables y también fuertes... las cosas que menos creemos, pueden pasarnos un día no muy lejano... a veces quisiera ser niña de nuevo, los niños saben tan poco del "mundo real"...