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martes, agosto 29, 2006

Somos lo que comemos o somos lo que compramos?

Constantemente somos observados por nuestro prójimo, cómo camina, cómo y dónde almuerza, qué hace, con quién sale, cómo se viste, qué sé yo... El súper es quizá el lugar donde más se nota esto. Todos nos convertimos al mismo tiempo en científico y en ratoncito de laboratorio.
Ir al Súper es estar bajo la mirada critica de un centenar de personas que justamente hacen lo mismo que tu, pero se fijan cual si quisiera hacer todo lo contrario.

compras
Siempre hago mis compras mensuales (y en épocas críticas bimensuales) en pareja, pero ya estando ahí, solemos dividirnos, él se va a ver las carnes y yo recorro la sección de congelados. Es ahí, cuando estoy sola comparando precios y esperanzada en encontrar esas riquísimas lasagnas que desaparecieron de los estantes hace medio año, que se nota más esto de lo que hablo. Las mujeres con hijos se quedan viéndome, en parte a mi y en parte a mis compras, la mirada reprobatoria por cargar en el carrito tantas golosinas y comida de fácil preparación.
Los hombres chequean bien a los alrededores para ver si efectivamente estoy sola y tratan de captar mi mirada. Los matrimonios jóvenes se agarran de las manos y sacan pecho cual si me quisieran decir "nosotros hacemos las compras juntitos". Y uno que otro perdido y desesperado parece que intentara copiarme.

Unos y otros miramos furtivamente las compras de la persona que pasa a nuestro lado, ese lleva como 70 brócolis y nada más, de ley es para algún restaurante. Yo apenas si meto a escondidas uno en el carrito que luego le obligaré a comer al Chello con el pretexto de que es bueno para la próstata.

A ese del otro lado buen trabajo le va a costar convencer a sus hijos de que no solo de papitas fritas vive el hombre. La pareja de ancianos que se dirigen y hacen camino para que pase el otro con las compras. Te miran, hombres y mujeres, como preguntándose ese qué lleva, o quizá sentenciando, intentando saber quién eres, mediante el analisis de lo que tomas de cada estanteria.

El punto es que pareciera que solo mientras estas comprando los alimentos que esperas te duren hasta el próximo sueldo, es cuando se cumple aquello de que somos lo que comemos, aunque según la manera en que nos miran y juzgan, somos lo que compramos.

No, no es el chello, es el morita
Por cierto: En esta promoción de visa, por cada $ 25 de compras te dan una tarjeta y dos stickers, son 8 en total que se tienen que completar, me faltan 2; la letra S y el 1. Si alguien las tiene me avisa y repartimos el premio.

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