La abstinencia es un estado de decisión el cual sólo es validado cuando se ha tenido la oportunidad de ignorar dicha decisión.
Puedo estar por ejemplo, sin beber uno o dos días, no
significa que esté en abstinencia si es que no ha habido oportunidad de tomar
algo. Es únicamente el momento en que he dicho que no deseo un trago cuando
realmente entro en una etapa de privación.
A partir de la ratificación de esa decisión, como un acto voluntario, es cuando nuestra
mente entiende que existe algo que ha sido temporal o permanentemente
prohibido, y por supuesto lo desea aún más. Es ahí cuando nuestro cerebro automáticamente
hace cuentas del tiempo transcurrido y del coraje que debe emplear a fin de
cumplir el cometido.
Por supuesto es mucho más difícil una vez que se ha
convertido en un acto consciente de privación, estamos maquiavélicamente diseñados,
para desear únicamente aquello que no podemos tener, acaso no fuera esa la
causa de nuestra mayor infelicidad y definitivamente un freno a la evolución
emocional. Incomprensiblemente nuestro sistema nervioso nos condena a buscar en
los retos nuestra propia derrota.
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